Burnout y la rehabilitación creativa

“Tal vez nos sintamos asfixiados, ahogados, desesperados y aburridos. Pero, así nos sentimos seguros. Y la seguridad es una ilusión muy cara” Julia Camerón en su libro “El camino del artista”

 

El burnout, una reflexión en 3 dimensiones.

I  Agotamiento emocional:

Aunque hay muchas definiciones que intentan describir lo que es el burnout, Herbet Freudenbeger es quién lo define a mi parecer de la manera más cercana. Describiendolo cómo;  “ La sensación de fracaso y una existencia agotada o gastada que resulta de una sobrecarga por exigencias de energías, recursos personales o fuerza espiritual”.  En esta ocasión decidí dejar el término laboral, o a causa del trabajo, un poco a raya de la definición porque aunque el término es mayormente empleado en el ámbito de trabajo, considero que el límite de estrés crónico puede alcanzarse en cualquier área de nuestra vida en la que haya una sobrecarga, este puede ser laboral, creativo o social. Cualquiera de estas actividades en mayor o menor frecuencia pueden alterar nuestra reserva de energía emocional.  

Cuándo una persona alcanza su límite de reservas emocionales para hacer frente a la vida, comienza a adoptar una actitud de indiferencia y desapego  llegando a alterar incluso la personalidad y autoestima. Llegados a este punto, todo en más es caída abajo, no sólo hablamos de una bajada de la productividad laboral sino de una desmotivación general que genera frustración y nos conduce a un bucle de autoexigencia para sobrepasar “ese bache”, cuándo puede que solución real sea todo lo contrario.  

…“Hace algunos meses me encontraba viajando sin fecha ni plan de retorno, en medio de lo que era una especie de búsqueda personal, casi al mismo tiempo recibí un ascenso en mi trabajo, por lo que parecía ser una buena racha, pero rápidamente todo empezó a venirse abajo, los cambios eran constantes en todos los sentidos, casas, ciudades, personas, tareas, actividades, responsabilidades, cada pequeña cosa que construía mi rutina diaria había cambiado casi de golpe. El nuevo cargo y los viajes tenían más en común de lo que parecían, ambos pedían de mí un esfuerzo social mayor al que estaba acostumbrada, así pues me vi envuelta en situaciones simultáneas en las que debía pensar constantemente que decir, o qué hacer, cayendo en un infinito bucle de ´overthinking´ y reafirmando tras cada experiencia que no tenía la capacidad social, emocional y comunicativa para lo que se me estaba posando enfrente.” 

II Despersonalización

La despersonalización es descrita generalmente cómo la sensación temporal de “perderse a uno mismo”, cuándo esto ocurre buscamos distanciarnos de los demás a través de actitudes y respuestas negativas o distantes. 

En realidad lo que ocurre en la despersonalización es que te observas a ti mismo desde afuera y las cosas que te rodean no parecen tan reales o relevantes,  por lo que la vida misma comienza a perder el sentido. Aunque en algún punto todos hemos tenido una experiencia pasajera de este tipo, se vuelve realmente perturbador  cuándo no se logra pasar de esa fase a pesar de nuestros esfuerzos.

“Tras agotar todas mis reservas, decidí volver a casa. No vine a reconstruirme, vine con la intención de dejarme desmoronar en absoluta paz, regrese con tolerancia cero a los desconocidos y a cualquier situación que supusiera un esfuerzo social y comunicativo, mis últimas reservas de energías estaban siendo puestas a la orden de mi propia autoexigencia laboral, condicionada por la idea de que si me esforzaba más eventualmente tendría un resultado capaz de llenar nuevamente el estanque. “

III Baja realización

 Julia Camerón dijo en su libro, “El ego siempre quiere reivindicar su autosuficiencia: prefiere posar como un creador solitario que pedir ayuda”  

La tercera dimensión tiene más que ver con nuestros sentimientos de fracaso personal, la baja realización personal y profesional surge cuándo comprobamos que las situaciones a las que nos enfrentamos exceden nuestra capacidad de atenderlas. Es normal que cuándo encontramos un déficit en nuestras habilidades pongamos en ello más esfuerzo, así cualquier pedido de ayuda sólo servirá para reforzarnos la creencia de que no somos buenos en ello, consecuentemente nos volvemos nuestro peor enemigo. 

“Cuándo di por terminado abruptamente el viaje y todos los proyectos creativos que rondaban en torno a ello, la fotografía, el blog, la apenas latente intención de incursionar en el video documental y la exploración creativa, no quedaba nada en el estanque a que aferrarse más que ´saber que aún era capaz de hacer bien mi trabajo´. Volqué entonces las pocas reservas de energía en el único lugar que no exigía de mí grandes esfuerzos sociales o comunicativos, el único lugar aparentemente seguro para esconderse; el resultado fue catastrófico. ”

Más allá de las tres dimensiones en las que se desenvuelve el estado mental del Burnout, ¿Qué es realmente lo que nos conduce hasta allí?

Aunque la causa principal sea el exceso de trabajo parece ser que algunas personas pueden caer más fácilmente en este bache que otras, eso se debe a que el exceso de trabajo generalmente es consecuencia de otros conflictos. Por ejemplo; las personas altamente capacitadas y ambiciosas podemos llegar a considerar el exceso de trabajo como un reto, asumiendo las sobrecargas, relaciones conflictivas, falta de autonomía o desorientación cómo parte de un proceso normalizado del cuál hacernos cargo.

Otros en cambio, por mala gestión personal, falta de comunicación o falta de creencia en tu propio valor o trabajo. Pensar que sólo puedes sentirte realizado a través del trabajo; cuánto más tiempo pasamos enfocados en el trabajo, menos tiempo queda para atender nuestras necesidades personales, familiares o sociales y a veces es eso lo que se busca; cayendo en el paradigma del ´workaholic´ quién quizás sea la figura más representativa y propensa a caer en el espiral del burnout.

 

¿Cómo una rehabilitación creativa puede ayudarnos a recuperar la autonomía?

“El camino del Artista” de Julia Camerón es literalmente descrito por muchos coaches y creativos cómo ´un proceso de rehabilitación´ para la recuperación de nuestro “niño artista interior”. Aunque el libro se enfoca en el proceso creativo de los artistas, haciendo referencia a pintores, escritores, escultores, actores, etc..Sus ejercicios de recuperación funcionan perfectamente para cualquier creativo agotado y desdichado que haya caído en el agotamiento emocional de ´no tener más que crear´ y vivir la vida en automático. 

 

Para Julia el arte es una transacción espiritual “Los artistas vemos con claridad un objetivo creativo que resplandece en la distancia y nos movemos hacia él a pesar de que, por visible que sea para nosotros quienes están a nuestro alrededor no lo ven.” Pero, naturalmente todo artista tiene su época de Hoja en blanco, de bloqueos creativos en los que simplemente es imposible sentarse a crear algo, en que nos gana la desmotivación y la baja realización. Cuándo estos momentos de bajón creativo son muy prolongados en el tiempo es probable que empiece a verse afectado nuestro trabajo.

Recuperar la conexión con nuestro instinto de creación no sólo nos ayudará a salir de esa sobrecarga laboral, sino que nos dará piso para recuperar otras áreas afectadas; el arte es una poderosísima herramienta de autodescubrimiento y exploración personal, mantenernos creando todo el tiempo, eventualmente nos acercará más a nuestro verdadero ser.

3 lecciones que podemos sacar del libro para nuestro propio proceso de rehabilitación.

#1 Vacía tu mente.

Una de las herramientas principales del libro son las llamadas “Páginas Matutinas” que yo considero es muy parecido al hábito de ´tener un diario´ y que personalmente me generó mucha resistencia adoptarlo, pero el principio de las páginas matutinas es simple; empieza tu día vaciando tu mente de todo lo que te genera frustración, de todo lo que te preocupa, de toda tu lista de pendientes, de todo lo que te molestó el día anterior y no dijiste, de todo lo que no lograste, vacíalo todo.

En general con algo de práctica se vuelve un hábito necesario, cómo sacar la basura, hay que sacar la basura mental. Después de un tiempo de escribir las páginas matutinas sin ningún resultado aparente, decidí probar con el Yoga y la meditación, el principio básico es el mismo: Mente en blanco. 

En realidad nada de esto funciona tan rápidamente cómo querríamos, es una cuestión de hábitos cuándo ya te has olvidado de que lo vienes haciendo con cierta frecuencia empiezas a notar algunos cambios de energía, pero cómo somos escépticos a los procesos de autoayuda pensamos que es una mera coincidencia; ahora valoro muchísimo la práctica combinada de esas tres cosas.  

Vaciar tu mente y aprender a desconectar son dos ramas de un mismo árbol, mientras se esté mentalmente agotado no se puede ser realmente eficiente ni crear nada nuevo. Dice Camerón;   “Hay que aprender a disfrutar del proceso de ser un canal de creatividad y a renunciar a tu necesidad de controlar el resultado”. Así pues la resistencia a pedir ayuda y la excesiva necesidad de control van cediendo poco a poco, día a día, página tras página mientras aprendes a vaciar tu mente, a no empezar el día leyendo mails antes de levantarte de la cama, tampoco redes sociales, nada antes de las tediosas páginas matutinas en las que a veces no sabes ya ni de qué quejarte, en realidad después de un tiempo de escribir las páginas a diario, dejas de usarlas para quejarte y empiezas a utilizarlas cómo notas de todo lo que quieres empezar a hacer apenas arranque el día, entonces te darás cuenta que están funcionando.

 

#2 Las citas con el Artista

He aquí mi parte favorita de la rehabilitación, al contrario de las páginas matutinas esta no me generó ningún rechazo, tan pronto cómo leí que las indicaciones del capítulo sugerían ir a una librería, una papelería, una tienda de arte y permitirle a tu niño Artista interior que comprase lo que más le apetecía para crear, fue casi cómo orden inmediata, aunque en ese momento no estaba lista para empezar a crear, fue en una de mis primeras citas de artista cuándo compre mi caja de acrílicos, ya verán que ocurrió meses después..

Pero, ¿de qué tratan las citas con el artista ? De acuerdo a la descripción del libro es “una parte de tu tiempo reservada y enfocada sólo a alimentar tu conciencia creativa”  pero en la  práctica es mucho más que eso, es un ´hacer tiempo para ti´, ahora que aprendemos a desconectar pero todavía no elevamos nuestros niveles de energía emocional es muy fácil caer 3 días seguidos en cama porque “estoy desconectando” La cita con el artista te obliga a salir de esa rutina tóxica, porque estás obligado a hacer algo, salir de excursión, leerte un libro nuevo en el jardín, aprender un nuevo hobbie, ir a tomar un café, un museo, una galería de arte, cine, “para lograr una buena relación con nuestra creatividad debemos dedicar tiempo suficiente a cultivarla y cuidarlaPor lo que en lo personal las citas con el artista debían ser alguna actividad no-pasiva, por ejemplo ver una serie y comer helado no cuenta cómo tu tiempo de cita con el artista, debe ser algo que tu niño interior quisiera hacer; todos tenemos sueños o anhelos creativos medianamente frustrados cómo “me hubiera gustado tocar el piano, ser pintor, escribir poesía, dibujante, bailarín…” Este es un buen momento para que en esta pausa, incluso dos horas a la semana puedas darte el permiso de serlo.

Mis citas con el artista empezaron con un libro de mandalas y una caja de colores, cuándo aún estaba en el viaje (porque este es un proceso largo) comencé por pintar 1 o 2 mándalas en la semana cuándo tenía tiempo, al poco rato intentaba hacer tiempo para pintar 1 al día, era cómo la recompensa por haber logrado terminar el día, las mandalas también servían para reforzar el punto anterior ´vaciar la mente´. Ese momento de sentarse a colorear, ese era ´mi momento´ . Pero el arte genera más arte, es una energía, cuándo quieres  más de algo debes empezar a vibrar en su propia frecuencia, es así cómo meses más tarde desempolvé esa nueva caja de acrílicos que había comprado en una de mis primeras citas y nunca me atreví a utilizar, y luego de un tiempo sume a la caja de herramientas los lápices de dibujo, y del acrílico salté al carboncillo, y a aprender a dibujar así, después de meses de copiar obras de otros artistas por el puro placer de ´hacer algo´, eventualmente empiezas a sentir la necesidad de crear algo propio y sin darte cuenta has ido recargando nuevamente tus reservas de energía,  todo empieza a ponerse en orden, incluso después de empezar a pintar volví a animarme a escribir y héme aquí.

Aunque realizaba estas actividades en paralelo a las lecturas del libro, después de un tiempo pierdes la conciencia de que se trata de un proceso de rehabilitación artística, simplemente necesitas ese nuevo hábito en tu vida; aunque el programa está diseñado para realizarse en 12 semanas, es probable que llegar a este punto pueda tomarte más o menos tiempo que ese, dependiendo de tus niveles de energía para cuándo empieces el proceso, es probable que lo abandones también varias veces, a mi me tomó 8 meses, no sólo terminar el libro, sino ser consciente de que había adoptado ciertos hábitos en mi vida y finalmente el estanque estaba llenándose de nuevo.  

 

#3 Llenar el manantial

En el libro se habla de “llenar el tanque artístico”  el manantial interior al que recurrimos en busca de inspiración; cómo artistas nuestro sistema se nutre de imágenes, lo ideal sería que el manantial esté siempre lleno, pero seamos honestos habitualmente olvidamos darle mantenimiento a ese manantial y llenarlo, nutrirlo siempre con recursos nuevos. Olvidamos cuidar de nuestro propio ecosistema.

“Cualquier periodo prolongado de trabajo creativo bebe de nuestro manantial artístico, si se abusa de él, sin darle mantenimiento se corre el riesgo de que disminuyan los recursos, haciendo que nuestro trabajo logré estancarse sin aparente razón”.

Y ese es precisamente uno de los objetivos de la cita con el artista, lograr llenar un poquito de ese manantial con algo de inspiración, con libros nuevos, recargándonos la vista en algún museo o galería,  con nuevas habilidades, pasatiempos, referentes. Es fácil excusarnos en el “no tengo tiempo para eso” pero cuándo no tengas ideas ni ninguna motivación por crear o existir, cuándo tu trabajo se empiece a ver afectado y debas pedir permisos o darte de baja porque literalmente estés al borde de un colapso, sólo allí se entiende que debimos cuidar más de nuestro propio ´manantial´ de reservas.

Llenar el manantial es casi tan importante cómo cuidar tus reservas de energía, reconocer que actividades del día a día demandan más de nuestra energía emocional, ya sea por su actividad social, comunicativa o creativa y aprender a darlas en la medida que las tienes disponibles sin que esto signifique vaciarte completamente, también es aprender qué actividades son su contraparte, me descargo con esto pero me cargo con esto otro, y así hasta generar un balance. A veces puede que se necesites ayuda para reparar ese tanque vacío si no se le ha dado mantenimiento en mucho tiempo, hay amigos que pueden ayudarte a limpiar un poco el desastre, pero sólo tú puedes llenarlo.

 

“Tal vez nos sintamos asfixiados, ahogados, desesperados y aburridos. Pero, así nos sentimos seguros. Y la seguridad es una ilusión muy cara” 

Quizás es muy difícil salir de la espiral del  burnout porque ese sentimiento de estrés crónico lo hemos adoptado como nuestro a través de todo el tiempo que lleva acompañándonos, y quizás hasta le echariamos de menos cuándo no esté, porque yo sé quién soy y cómo me siento ahora, en este momento de caos…pero, no sé cómo seré cuándo el caos no esté allí. 

Las lecciones del libro “El camino del artista” van mucho más allá de una rehabilitación artística, y aún más lejos que una escalera para subir del hueco en el que nos ha dejado el estrés laboral, el libro representa la verdadera rehabilitación emocional, el volver a encontrar una motivación por la cuál continuar. 


Tras meses de agotamiento emocional, observé que en realidad estaba rodeada por un montón de ´obras´ creadas en mis citas con el artista, aunque deje muchos proyectos creativos de lado, otros se fueron gestando; en realidad, nunca dejas de crear, la forma en que lo haces simplemente se transforma a través del proceso. Volver a pintar me permitió conectar con mis inicios en este mundo creativo, me permitió recordar muchas memorias que creía olvidadas, y aunque mi objetivo principal nunca fue “volver a pintar” cómo rehabilitación artística fue el medio que mejor me funcionó..todas las obras son simplemente efecto colateral.

Gracias por llegar hasta aquí,

Gracias, a los que ayudaron a reparar el estanque,

a los que me obligaron a descansar, y a los que no me dejan seguir usando el trabajo de excusa para evitar socializar. 

Gracias a la persona que me recomendó el libro

y buenas vibras a todos los lectores. 

 


Fuentes: 
EL SÍNDROME DEL BURNOUT EN LAS EMPRESAS
Por:  Alejandra Apiquian Guitart .

El camino del artista
De Julia Cameron

 

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *